El
estrés es un síndrome inespecífico constituido por cambios
inespecíficos del organismo inducido por las demandas que se
le hacen. Es inevitable experimentar cierto grado de estrés en
la vida y en las ocasiones apropiadas resulta benéfica, no obstante
demasiado estrés es peligroso para la salud en general, ya que se
alteran en forma prolongada y perjudicial las funciones de muchos
sistemas del organismo.
El
estrés puede ocasionar que al cuerpo se le dificulte combatir
una infección, incluyendo las enfermedades periodontales. Las
personas con mayor estrés laboral presentan niveles más altos de
pérdida de hueso alveolar, un síntoma de enfermedad periodontal,
que los que no sufren tanta tensión en su trabajo.
Los
sujetos que se ven estresados o incapaces de solucionar un problema
tienden a abandonar su higiene bucal, además, se producen cambios
salivales y se reduce la capacidad del organismo de luchar contra las
infecciones. Sin embargo, muchos de los factores de riesgos son
fácilmente previsibles; tanto la falta de higiene bucal como el
hecho de descuidar la revisión dental por un profesional puede ser
controlada por un mínimo esfuerzo. Eliminando la patología
periodontal se evita además uno de los factores de riesgo de
enfermedad cardiovascular, de patología respiratoria y de
complicaciones en la diabetes.
La
necrosis isquémica del miocardio está producida por la
arterosclerosis, esta a su vez puede estar causada por múltiples
factores entre ellos el estrés que puede aumentar la hipertensión.
Los pacientes hipertensos muestran niveles muy altos de ansiedad, así
como altos niveles de ira, agresividad y hostilidad.
Ante
cualquier evento estresante, los seres humanos tienden a modificar su
conducta en una doble línea: por un lado, aumentando las conductas
no saludables y por otro disminuyendo la puesta en marcha de hábitos
o conductas saludables, todo ello en detrimento de la salud; Por
ejemplo, el estrés produce una disminución significativa del número
de horas dormidas y horas de descanso, aumenta el consumo de tabaco,
alcohol o psicofármacos, reduce la puesta en marcha de conductas
saludables relacionadas con el ejercicio físico, medicina
preventiva, entre otros. A su vez, el estrés y las reacciones
emocionales negativas asociadas producen un fuerte malestar
subjetivo, caracterizado por preocupación, temor, inseguridad falta
de decisión, bloqueo de la actividad cognitiva e irritabilidad.
Estos síntomas subjetivos potencian la alta activación fisiológica
y los cambios de conducta.
La
adolescencia es un período de mucho estrés, las personas más
susceptibles muestran en esta etapa problemas de fatiga, insomnio,
depresión, ataques de llanto y de angustia. El estrés por un lado,
equilibrado por el alcohol, azúcar, cafeína, entre otros llevan a
la persona a una constante búsqueda de equilibrio que nunca llega a
lograr. La baja tolerancia al estrés es una característica
hereditaria y es muy evidente en ciertas familias.
La redacción del blog.
1 comentario:
¡Interesante!
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