La nueva ley de educación que quiere sacar adelante el gobierno, ha tenido reacciones contestatarias de protesta materializadas en la huelga estudiantil del nueve de marzo, uno de los puntos más preocupantes es que el gobierno la quería imponer sin el acuerdo de todas las fuerzas representativas políticas, que es algo que se exige por las manifestaciones en contra para que la educación esté revestida de imparcialidad y diversidad ideológica, y sobre todo que fomente el sentido crítico de la población.
La huelga de estudiantes del pasado nueve de marzo es, en opinión del que escribe estas lineas, querer tener un título estudiando lo mínimo. El que escribe estas lineas observó la manifestación en contra de la LOMCE y, lo que vio y escuchó fue mucho ruido y ninguna reivindicación constructiva, es decir, no tenían nada que decir en contra de la LOMCE.
Si el Estado ha tenido que hacer recortes, es por fuerza mayor, que se puede paliar reestructurando la organización del número de alumnos por clase, potenciando F.P. y escuelas de oficios, para los que no consigan entrar en la Universidad, por los números clausus, en las facultades que escojan. El hecho de que un alumno de Facultad no sepa escribir, porque en la básica y ESO lo dejaron pasar sin aprobar, es lo preocupante, y no es obra del PP, sino de la derogada LOGSE. No ver ésto es cerrar los ojos ante la realidad de lo que ocurre. La LOMCE pretende corregir esos defectos y obliga al alumno a estudiar, a hacer un esfuerzo de voluntad por, al menos, aprobar, no a que le den el título, por que sí.
José María e Ignacio Soto.
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