Los huevos, símbolo de la Resurrección, son el centro de la celebración de la Pascua, si han sido puestos el Viernes Santo, son idóneos y traen felicidad: se pintan para que sean más llamativos. Una posible explicación seria que, en periodo de Cuaresma no se podía comer huevos. Pues ello debían consumirse lo antes posible a partir del Domingo de Pascua, para que no se echaran a perder. Es así como surgieron muchas recetas a base de huevo.
En Portugal, por ejemplo, se pone un huevo duro en el interior del pastel, este pastel, denominado Paloma, símbolo de la Paz, es una muestra de la deliciosa pastelería a base de huevos de los italianos.
LA PALOMA
Mezclar cuatro huevos batidos, cien gramos de azúcar, cincuenta gramos de levadura de cerveza en un vaso de leche tibia, medio vaso de aceite, ciento cincuenta gramos de mantequilla, un paquete de levadura, la cascara de un limón rayada, y una cucharada de sopera de azahar.
Se trabaja la masa durante veinte minutos con cuatrocientos gramos de harina, dejar que suba durante dos horas en un lugar cálido. Para saber si la pasta de la paloma esta lista se mete una bolita de la masa en un vaso de agua y en cuanto la masa suba a la superficie estará lista ( durante dos o tres horas), debe alcanzar el doble de su volumen inicial. Se incorporan trocitos de fruta y se mezcla. Se doran con huevo y se espolvorean con azúcar. Ahora hornear durante cuarenta minutos a ciento sesenta grados para comprobar el pastel esta cocido, introducir un cuchillo en el centro; si al retirarlo esta seco, esta listo.
Manuel Armentero Vera.
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