Primavera. |
Quizás
terminan en espacios desconocidos, dimensiones que el ser humano no
puede imaginar, tierras indómitas que se hallan en la más profunda
de las fantasías.
Verano. |
Y
así se van sucediendo las estaciones, siguiendo los antiguos e
idénticos pasos que aprendieron cuando era jóvenes, cuando el
Universo aun no era viejo y poesía el doble de estrellas.
Pero
de todas ellas que es bonita la primavera. La primavera es coqueta y
antes de venir con su atuendo de flores y capullos brillantes se
mira en el espejo y se pinta los ojos del verde de las hojas y se
pinta los labios del rosa de las flores más hermosas y se arregla
el pelo con un peine confeccionado de oro y de cielos y horizontes
azules que se extienden más allá del infinito. No quiere
decepcionar a nadie para no decepcionarse a si misma, para no ser un
burdo reflejo del espejo nada mas que no tiene apenas trascendencia.
Otoño. |
Siempre
espero que se retire el invierno, con su pesada bata de nieve y sus
ojos tristes y nevados, con sus tormentas lluviosas y sus callados
días nublados, donde la luz se disemina entre el cumulo de nubes
negras, perdiendo el esplendor con que se gestó su semilla secreta,
guardada en algún cajón oculto a la vista de los humanos...
Estaciones
que van y vienen, noria que va girando siguiendo el mismo e
interminable recorrido, haciendo pasar el tiempo cada año, ese
tiempo que se perderá en el pasado y no se podrá recordar salvo por
el milagro del recuerdo, donde las imágenes se van colando en
nuestra mente como un río lleno de diferentes reflejos de oros.
La
vida pasa. Y las estaciones también, haciendo que dejemos de ser
niños.
invierno |
Ignacio Pérez Jiménez.
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