viernes, 23 de noviembre de 2012

DESTIERRALA DE MI PENSAMIENTO.

Destierrala de mi pensamiento.
Su recuerdo me atormenta constantemente
como mil rayos hirientes
que al apagarse van a formar parte
de esa nada oscura y silenciosa
que tienen tanto las tinieblas
como los amores olvidados en el tiempo.

Allá en la distancia del horizonte
se van perdiendo los pájaros enamorados
caídos en desgracia.
Tengo una pena desgarrada
y no puedo olvidarla.

Olvidar el recuerdo de verla sonreír,
sonrisa que solo podía ser 
el reflejo constante de un millar de soles.

Olvidar la suave candidez 
impresa en su mano fugitiva.
Dulce susurro que brotaba 
de tus rosados labios llenos de besos.
Caricia que me estremecía 
los sentidos mas profundos.

Mis ojos solo existían para verla, 
disfrutar de su presencia,
mis oídos para escucharla, 
oído atento y amistoso.
Mi amor para darle 
en bandeja aquello que ella quisiera:
acaso la luna o quizás el sol 
o puede que las estrellas
que relucen tan ignorantes 
de lo que me acontece,


que solo a ella le presté 
el significado de mis sentidos
para que fuera mas feliz,
pero de nada sirven cuando te vas.

¿De que me sirve tanto ojo 
y tanto oído si ya no estas?.
Sentidos perdidos e inútiles,
arrojados a un vertedero 
de sentimientos frustrados.

Los bellos recuerdos me acosan 
y me duele hasta el alma perderlos,
pero he de pensar contrariado 
que para bien he de intentarlo.

Tu ausencia me atormenta,
tu vacío me inquieta,
me encuentro solo 
intentando tantear la oscuridad,
hazme un favor, 
destierrala de mi pensamiento.

Ignacio Pérez Jiménez.

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