jueves, 29 de diciembre de 2011

REFLEXIONES DE UN FIN DE AÑO.

HUMANIDAD ANTE TODO.

Desde hace unos años para acá, no se aún porque, cuando llegan las fechas próxima al fin de año, me invade una gran nostalgia. Hago recuento y reflexiono sobre mi a todos los niveles: a nivel personal, a nivel familiar, a nivel laboral, a nivel de amistad... todo y todo se me revuelve. Será porque ya tengo mis añitos y el zurrón se me llena de muchos recuerdos, vivencias, anécdotas, caras, debates, opiniones, personas... muchas personas.

Desde pequeño  mi vida se fue encaminando a tratar con todo tipo de personas, mi carácter alegre y entrante me facilitaba ir conociendo a muchas personas y mis actividades de ocio y mis estudios se acercaban mas al compromiso por y para las personas: asociaciones juveniles, de vecinos, e incluso incursiones como miembro del Consejo de la Juventud de Andalucía, que también me dio la posibilidad de conocer a personas de toda nuestra región.

De todas estas experiencias, me queda la parte humana, la sensibilidad de ponerme en la situación de los demás, en tener una visión crítica de la realidad que me rodea, y, lo que ahora está de moda, la capacidad para indignarme por muchos motivos: el hambre y la pobreza, la marginación, la explotación de los más necesitados, la violencia de género,... y lo que es más fuerte, la falta de honestidad y honradez en la clase política actual, incapaz de ser el norte de los países que gobiernan e incapaces de gobernar frente al poder de los mercados económicos que en definitiva nos dirigen a su antojo.

El otro día, le decía a una muy buena amiga, que dejaba su precioso despacho de alta ejecutiva de Recursos Humanos en una Multinacional para incorporarse a una Fundación de carácter social a desempeñar trabajo de calle con personas marginales, que corría el riesgo de no volver a sentarse en un bonito despacho, porque cuando tuviese oportunidad de catar el calor humano que desprenden las personas quedaría enganchada.

Espero que el tiempo me de la razón.

Yo, anónimo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Interesante reflexión es una lástima que la falta de valores sea el pan nuestro de cada dia a veces por unas simples monedas o a veces por quedar por encima del otro cueste lo que cueste.