La Unión Europea dispone del
denominado Reglamento Dublín III, que obliga a todos los estados
miembros, y que puntualiza que los inmigrantes y refugiados son
responsabilidad del país en el que desembarcan en primer lugar.
Ello ejerce una gran presión
sobre España, Italia, Grecia, Malta y Turquía debido a que la norma
internacional exige que las embarcaciones que rescatan a refugiados
están obligadas a desembarcarlos en el puerto más cercano.
Como la mayoría provienen del
África subsahariana, a través de las costas libias, su punto de
llegada lógico es Italia, que por primera vez se ha negado a acatar
el Reglamento.
Dicha negativa está a punto
de provocar la ruptura en la Unión Europea, debido a las enormes
diferencias que existen entre el punto de vista de los países que
aceptan a los inmigrantes y el de quienes los rechazan.
El fin de la Eurozona -deseada
por muchas grandes potencias- significaría una catástrofe, por lo
que -basándose en experiencias anteriores que dieron buenos
resultados- este informe pretende demostrar que el grave problema al
que nos enfrentamos no estriba en un exceso de población, sino en
que ésta se encuentra mal distribuida y se desaprovechan inmensas
regiones potencialmente productivas.
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Texto original de Alberto Vazquez Figueroa.
La redacción del blog.
Extraído de eldiario.es
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