Son tus ojos verdes,
luz de mi vida y caminar.
Que cuando los miro
encienden mi corazón,
dulce esplendor,
que sin ellos
yo no tendría ningún valor.
Alegre estoy porque me supiste dar
un mundo de colores,
amor y felicidad.
Te doy las gracias mujer
por hacer tan dulce
nuestro caminar.
Manuel Armentero.
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