Estos días estamos viendo en los informativos, el aberrante ataque con armas químicas en la ciudad siria de Jan Shijún, que ha ocasionado decenas de muertos con el agravante que muchos de ellos son niños de corta edad. Al parecer los autores han sido los aviones del propio gobierno sirio (aunque incluso hay dudas que señalan a la aviación rusa), y probablemente el agente químico utilizado ha sido Gas Sarín, que provoca los mismos síntomas que han sido tratados en los hospitales a los que han llegado muchos de los heridos.
Como en casi todos los conflictos bélicos, los niños son los más afectados. Hay que ser muy descerebrado para bombardear una zona donde, por lo general, en situaciones de guerra, se van acumulando población refugiada en la que predominan los niños, y hacer esta barbaridad con armas químicas, cuyo indice de efectividad para provocar la muerte es mayor que la de las bombas convencionales.
Desgraciadamente, las potencias mundiales se tiran la piedra unos a otros y manipulan la autoría de este dantesco hecho, mejor dicho, la cobardía de esta acción.
Ignacio y Luqca.
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