Mientras estamos preocupadísimos por colonizar Marte, por encontrar minerales en los cometas, por conseguir simular la energía solar en la Tierra y no se qué cuantas estupideces más, seguimos asolando la vida y el espíritu de la gran mayoría de las personas que conviven con el norte de occidente. Ya Carson McCullers, la escritora estadounidense, nos advertía de que nuestro estilo de vida mata de hambre al 80% del planeta en su novela, muy recomendable "El Corazón es un Cazador Solitario", Gandhi por otro lado también nos advirtió de que "El progreso debería acabar en la tejedora".
Progreso es un concepto deformado y corrompido, en mi vida he ido formándome la opinión de que hace mucho que estamos destruyendo el planeta a base de progresar.
Un ejemplo que trasciende lo material para simbolizar nuestra propia alma es el producto estrella del capitalismo depredador y voraz: la informática. Esta queja que escribo viene a mi cabeza después de leer una de esas noticias que hablan del efecto pernicioso de la fabricación y uso de móviles para personas y medio ambiente. Aunque estas noticias se ignoran constantemente supongo que porque, de momento, no es visible, tangible sus malignas consecuencias sobre nosotros, pero las hay, y son gravísimas para todos, ojalá se le prestara a estas advertencias en forma de noticia la misma atención que las que presumen de nuestra futura conquista del cosmos por decir algo, y nos concentrásemos en cuidar nuestra casa que es nuestro planeta y en el que estamos conviviendo con personas que el progreso ha degradado a seres humanos de tercera categoría.
José María.
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Articulo con sello Rafael Luque
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