Leíamos hoy en una de las noticias que nos invaden, que el número de los sin techos en España ha aumentado y lo ha hecho, sobre todo, en aquellos que son nacionales frente a la tendencia de años anteriores en los que eran extranjeros.
Volvemos a hablar de las consecuencias que está provocando esta maldita crisis. La verdad es que se está comportando como un tsunami devastador que arrastra todo lo que se encuentra a su paso avocando a miles de personas a pasar por situaciones desesperadas. Hablábamos el otro día de la mujer que en la localidad de Ecija robaba un carro en un supermercado para poder alimentar a sus dos hijas y hoy constatamos que el número de españoles sin techo sigue aumentando.
Si bien es verdad que la crisis ha afectado a casi todo el mundo, con quien más se ha cebado es con los más necesitados, aquellos que menos recursos tienen, más si cabe en unas fechas tan señaladas como son las del mes de diciembre, y saltando a la palestra otro gran escándalo como es el de el amaño de los porcentajes del Euribor por un montón de bancos europeos para beneficio propio en detrimento de todos los que están pagando, con muchísima fatiga, sus hipotecas.
Pura hipocresía. Una sociedad en la que los más ricos se confabulan para serlo aún más y los pobres nos dejamos pisotear nuestros derechos sin alzar suficientemente la voz, apretándonos cada vez más el cinturón por el bien general. Mientras los pobres somos los que soportamos "solidariamente" el peso de esta crisis, los que la han provocado siguen campando a sus anchas, riéndose de nosotros en nuestras narices.
Y fueron felices y comieron perdices.
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