viernes, 6 de diciembre de 2013

CASTROGONZALO: ARTE URBANO EN EL MEDIO RURAL.

"Con tranquilidad, sin huir y con el agradecimiento de los vecinos". Estas son las razones que han llevado a Antonio Feliz a pintar las paredes de la mayoría de las casas de Castrogonzalo, una aldea de Zamora que apenas cuenta con 495 habitantes. Todos ellos, "encantados" con lo "precioso" que el grafitero está dejando el pueblo.

Arte urbano acogido con orgullo y entusiasmo en el medio rural. Antonio Feliz (Zamora, 1978) trabaja como profesor de español para extranjeros pero se dedica a pintar. "Desde 1997 en murales y en Castrogonzalo comencé en 2006", cuenta. Las calles de este pueblo de la comarca de Benavente y Los Valles ya no se llaman por su nombre sino por las pinturas que se observan en ellas. "Ha cambiado incluso la terminología: la casa de la plaza del Muelle se conoce como la casa de los pollos", explica Feliz en referencia a una casa en cuyas paredes un zorro se dispone a atacar a un grupo de gallinas y sus crías. Curiosamente, Muelle fue uno de los ilustradores callejeros de referencia en la Madrid de la década de los 80.

Frente a las multas de hasta 6.000 euros a las que se enfrentan los grafiteros en Madrid, el alcalde de Castrogonzalo, Francisco Fernández (PP), se muestra orgulloso con la obra de Pársec (nombre artístico de Antonio Feliz), a quien defiende que "hay que darle facilidades". El edil luce en una nave de su propiedad la pintura de unos galgos y una joven por la tradición montera de la zona. En esta localidad nunca se ha sancionado a los grafiteros, "antes de Antonio, si se pintaban bobadas se borraban, pero nunca se ha multado".

Los vecinos, además, valoran "muy positivamente" este arte. María Socorro, por ejemplo, exclama: "El pueblo está precioso y gracias al trabajo de este chaval extraordinario viene mucha más gente". "Los vecinos se fían de lo que ilustro en sus fachadas, nunca me han puesto problemas e incluso charlo con ellos mientras pinto. Pintar aquí ofrece un punto de vista humano que no te da la ciudad", relata Antonio Feliz, que costea todos los materiales.

El ambiente no tiene nada que ver. La tensión de la urbe cambia por una "sensación fantasmagórica que incluso da miedo y te hace pensar", continúa Pársec mientras describe sus sentimientos cuando pintó en Otero de Sariegos, una localidad deshabitada de Zamora. "Mi trabajo tiene una intención: volver a mirar a lugares desolados, abandonados por los jóvenes en busca de trabajo. El campo es duro y hay que entenderlo", sostiene.

Sus grafitis incluyen siempre un guiño cultural, como la chica de la calle Ronda de Caracol, que homenajea al japonés Takashi Murakami, el "pez pescado" que decora la pared de unas lagunas de pesca deportiva o Don Carnal y Doña Cuaresma, una referencia literaria al Libro de buen amor del Arcipreste de Hita. "Todas son autónomas y dependen del lugar y el momento". Para realizarlas, Antonio utiliza latas y pintura plástica y se sirve de pinceles, rodillos y extensores.

Hasta Castrogonzalo se ha desplazado el grupo de Madrid Art Street Project, que lleva un año organizando 'safaris urbanos' (excursiones guiadas para conocer el arte callejero de Madrid) y este verano cambió de contexto para conocer la obra de Feliz en el medio rural. Parsec compartió su estilo de vida con unas 30 personas. Entre ellas, ilustradores de referencia en la ciudad como Guillermo de la Madrid (Escrito en la pared) o Lázarototem, que también asaltaron el muro para dejar su huella en mitad de la nada
y de todo.

Luqca.
Extraido del periodico "20 Minutos".

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