miércoles, 3 de octubre de 2012

ANDREA Y LOS MONSTRUOS. (PARTE I)


Andrea se había acostumbrado a la presencia de los monstruos. Al principio le costaba cierto esfuerzo estar junto a ellos sin pasas miedo. Era unos monstruos enormes provistos de una ferocidad terrible tan peligrosos que debían de estar encerrados en jaulas.

Andrea recordaba como cada noche, desde su carromato, acostada en la cama, podía percibir el ruido que ocasionaban las criaturas intentando derrumbar los barrotes. Y los pavorosos gritos de rabia que lanzaban hacia el cielo abierto exigiendo su libertad. Eso le estremecía pero fue perdiendo progresivamente el miedo hasta hacerlo desaparecer del todo.

La tarea que le había designado su madre -miembro de aquel circo ambulante- le había servido para acostumbrarse a la presencia de aquellos seres. Su tarea consistía en darles de comer. No había mas que llevarles un plato lleno y dejarlos cerca para que pudiera estar al alcance de sus garras. Eso si, una vez depositado el plato emprendía la huida de inmediato.
Poco a poco fue permitida su presencia en la cacería de los monstruos.

Miles de ellos poblaban el bosque y andaban a través del mismo a sus anchas, libremente, a veces era un grupo considerablemente grande pero distanciados unos metros. Aunque se ignoraban los unos a los otros. Lo unico importante era la supervivencia.

Entonces Williams y Smith actuaban. Iban provistos de redes inmensas y solo ellos conocían la mejor manera de manejarlas para atrapar a las criaturas. Una de sus estrategias consistía en subir a los arboles y esperar pacientemente a que llegara el momento de que las criaturas estuvieran cercas y arrojarles la red, lo cual solía sobresaltar a la criatura que no se lo esperaba y que inútilmente intentaba liberarse, pero los movimientos furiosos que realizaba, mas que liberarlos, conseguían complicar aun mas las madejas, convirtiendose en una trampa infalible.

Si, ellos dos conocian muy bien el comportamiento de las criaturas y los trucos para apresarlos. Pero la vida, de Andrea sufrio un giro considerable cuando encontró aquel ser en una de las partes del bosque. Estaba dando uno de sus paseos  por el bosque, siempre con el permiso de su madre que era ,premisa ,obligatoria, cuando escucho un ronroneo suave de una de las partes de aquel prado. Podía ser perfectamente cualquier animal del bosque: no parecía un sonido emitido, por algo que, resultara peligroso, sino inofensivo y dulce. Así que decidio aproximarse para descubrir de que se trataba.

Y encontro la criatura más entrañable que un ser humano podía encontrar. Era una especie de gato , aunque su cuerpo no era exactamente igual pues era mas alargado. Andrea experimento tal simpatia ante un ser tan simpático que no pudo evitar cogerlo suavemente y acariciarlo y en un arrebato, infantil de entusiasmo, cogerlo y llevarselo a su carromato para convertirlo en su mascota. Seguro que su madre estaria de acuerdo.

Ignacio Pérez Jiménez.

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