Cientos de sevillanos se congregaron en la portada para ver la prueba del alumbrado y participar en la inauguración oficial de la Feria de Abril.
Sevilla está de fiesta. La Feria de Abril ha comenzado y ha convertido a la ciudad en una explosión de júbilo, alegría, sevillanas, manzanilla, luz y color que durante los próximos siete días logrará evadir, en buena medida, a los problemas que la actual crisis está provocando en las casas de muchos ciudadanos. La portada está inspirada este año en la iglesia colegial del Salvador y con alusiones a la Expo 92 y a la Constitución de 1812.
La primera noche de la Feria siempre es especial. Es el día más esperado, de reencuentro para muchos, y es la cena más íntima entre los socios y amigos de las casetas. Uno de los pocos ratos de la semana, probablemente el único, en el que pueden estar a solas sin invitados que atender. La mesas se preparan de forma extraordinaria. Vajilla especial, servilleta de papel y mucha chacina y marisco antes del pescao frito, el plato estrella de hoy y que ya se ha convertido en el menú de referencia que no puede faltar en cualquier caseta para la noche del alumbrado.
En todas las casetas se ultimaban los preparativos. Estaba casi todo listo pero aún quedaba faena por delante: probar los equipos de sonido, terminar de poner las mesas, cortar las chacinas y comenzar a harinar todo el pescado. Litros y litros de aceite aguardaban impacientes para convertirse poco después en las joyas de la corona.
Con la caída del sol y el final de la corrida de toros, ya sí se percibía que esto iba en serio y no había vuelta atrás. Riadas de personas bien arregladas se dirigían en masa por las calles de Los Remedios camino del Real. Traje y corbata ellos y traje oscuro y mantón, ellas. Para la inauguración de la Feria no es habitual ver señoras vestida con el tradicional traje de flamenca, aunque cada año más mujeres se deciden a estrenar su traje la noche del alumbrado.
Y sin quererlo ni beberlo, la Feria ya había empezado. Las casetas ya estaban llenas de feriantes, copa en mano y ya sólo había lugar para comer, beber, cantar y bailar. No hay más misterios en la Feria. Lo único que faltaba para rematar la noche era que se oficializara la inauguración oficial, aunque el cuerpo ya llevara un par de horas de fiesta. A las doce en punto de la noche, miles de feriantes salieron de sus casetas y una gran bulla se congregó en las inmediaciones de la portada para dar fe de si la iluminación resultaría tan espectacular como habían anunciado sus creadores. La banda municipal amenizaba con sevillanas al personas al tiempo de encerderse las casi 300.000 bombillas del Real justo antes de que miles de personas rompieran a aplaudir y brindar con el deseo de pasar una buena semana de Feria.
Es lo que queda. Siete días por delante, con sus siete noches, para disfrutar de la más universal de las ferias: la Feria de Abril. Que lo pasen bien.
Texto extraido del "El Correo de Andalucía".
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