La
extensión de hielo del océano Ártico acaba de marcar su mínimo
anual en septiembre: 4,59 millones de km2, según las mediciones del
Centro Nacional de Datos de la Nieve y el Hielo de EEUU. El ritmo al
que se derrite, exacerbado por el cambio climático, hace que la
parte del Ártico que resiste congelada en los meses cálidos sea un
35% más pequeña que hace cuatro décadas. Cuando comenzó a
medirse, en 1979, el hielo estival llegó a siete millones de km2.
El
calentamiento global se deja sentir más en el Ártico. Una especie
de chivato sobre los impactos del cambio climático. La causa es que
allí se da un círculo vicioso que amplifica el calentamiento de
origen humano: hasta el 80% la radiación solar rebota en la
superficie blanca del hielo. Pero si no hay hielo, esa radiación es
absorbida por el agua marina, lo que redunda en mayor calentamiento.
El mínimo de extensión de 2018 es el sexto peor de la historia. Los
12 mínimos estivales más exiguos corresponden a los 12 últimos
años de este siglo.
El
concepto de "el Ártico como indicador" de las
consecuencias de la alteración climatológica del planeta ya fue
expuesto en las últimas décadas del siglo XX. Así las cosas, en el
mes de agosto se produjo otro aviso: se detectó la rotura de la zona
de hielo más antiguo y espeso de este océano. Un área al norte de
Groenlandia que se consideraba de hielo perenne. Esta rotura, la
primera observada en la historia, significa que agua líquida entró
en esa extensión de hielo hasta ahora considerada permanente incluso
en el verano. El rompehielos de investigación alemán Polastern
reportó el 22 de agosto que entraba en aguas árticas antes no
cartografiadas en lo había sido hielo denso y perpetuo.
La
rotura de esta parte del océano con hielo antiguo –y más
resistente– es otra alerta añadida. El hielo joven, con menos de
un año, que no ha sobrevivido ni una campaña de fundición y más
fácil de derretir, es el que domina el Ártico actualmente, explica
la Agencia Oceanográfica y Atmosférica de EEUU (NOAA). En 1986 el
hielo que tenía al menos cuatro años ocupaba el 16% de la
superficie congelada del océano. En 2016, era el 1,2%, según
constató la NASA.
"El
cambio climático es la causa más probable" de este fenómeno,
han explicado los observatorios científicos. El círculo polar
Ártico ha soportado en 2018una ola de calor estival con
temperaturas por encima de los 30ºC, según la Organización
Meteorológica Mundial: la ciudad noruega de Bardufoss registró 33ºC
cuando su temperatura media de la década en julio es de 17. En la
zona de Kevo (en la Laponia finlandesa) llegaron a los 33,4ºC. Su
media es de 13.
Aunque
a partir de este momento el hielo comenzará a crecer en el Ártico,
sus máximos también se quedan mucho más cortos. Hace 40 años los
satélites midieron 16,5 millones de km2 de corteza helada. En 2018,
en su apogeo, se quedó en 14,48 millones. Llega menos lejos Se funde
más.
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La Redacción del blog.
Noticia extraida de eldiario.es
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