jueves, 2 de noviembre de 2017

CUALQUIER TIEMPO PASADO FUE PEOR.

Las normas morales y de comportamiento de los distintos grupos sociales han ido evolucionando muy rápidamente en estos últimos tiempos. En el caso concreto de España, donde el núcleo central giraba en torno a la familia, se tenían que asumir una serie de reglas no escritas de obligado cumplimiento. Es cierto que la familia es una de las cosas más valiosas de la vida, pero gracias a la mejora de la educación de nuestra sociedad se han ido desterrando tabúes y prejuicios haciendo la convivencia más libre y plural, alejada de la rigidez de antaño.

Cuando miramos hacia atrás nos escandalizan comportamientos y costumbres que imperaban en determinados contextos sociales, culturales y políticos: parejas, poder de la iglesia, ética vecinal,... Hoy en día, alguno de estos hechos se ven desde otra perspectiva, podemos vivir en pareja sin que moralmente se nos señale con el dedo, es más fácil el divorcio y no nos inquietan las nulidades eclesiásticas, aunque hay que tener en cuenta que las raíces siguen vigentes en algunos ámbitos de nuestras vidas. Esto tiene que ver con los condicionantes socioculturales de la comunidad. 

Ejemplo de rigidez moral, ética y normativa hasta hoy en día ha sido la Iglesia, y sobre todo en el apartado educativo de una parte de ella. Esta ha significado para algunos miedo, opresión, abusos y caciquismo. En aquellos tiempos, desgraciadamente no muy lejanos, los sufrieron muchos en sus carnes estudiando en algunos colegios religiosos (malos ejemplos de ello los tenemos por casi toda Europa), desde hacer cantar el himno pre constitucional todas las mañanas hasta las agresiones tanto físicas como sexuales. Hechos a los que no podemos ni debemos dar la espalda como hasta ahora.

José Manuel, Julián e Ignacio.



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