Este país no deja de sorprendernos, y en la mayoría de los casos es debido a cuestiones muy negativas y graves socialmente hablando. Que unos padres estén usando a su hija mediaticamente, llevándola de plató en plató, para recaudar donativos que puedan favorecer el acceso a ciertos tratamientos de mejora de su discapacidad y que ello termine siendo un montaje, ha sacudido a la opinión publica, entre ellos a nosotros, que desgraciadamente condenamos antes de que lo haga la justicia.
Estamos preocupados con lo del caso de Nadia, la niña con una enfermedad rara que supuestamente sus padres han aprovechado para someterla a cierta mendicidad televisiva, con la intención de recolectar donativos de dinero en efectivo que finalmente servía para, supuestamente, costearse un alto nivel de vida.
Estos días, incluso nos hemos levantado con la noticia de que el juez que lleva el caso ha tomado una serie de medidas encaminadas a recabar información sobre la filiación real de la pequeña, es decir, el juez duda incluso de que esta pueda ser hija biológica de esta pareja.
Opino que es increíble que esto pueda estar pasando, perjudicando al resto de niños y adultos que tienen la desgracia de padecer enfermedades raras. España es muy sensible a este tipo de noticias y este suceso puede ocasionar graves perjuicios a todas aquellas organizaciones de buena voluntad que realizan una labor encomiable en la ayuda a los niños y sus familias así como en la investigación de dichas enfermedades raras. Pero el hecho de que las televisiones le hayan dado tantos minutos de difusión debía de servir para que las cadenas y sus equipos de redactores hicieran el trabajo que deben hacer y que no hacen: contrastar la noticia y las informaciones que ofrecen al público en general.
María Jesús y Luqca.
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