Era una noche oscura,
ladraban los perros
y rezaba el cura,
de pronto salio la luna,
los dos juntos
nos bañábamos en la laguna.
Y una a una fuimos contando las estrellas,
que el cielo guarda para las personas puras,
y rezaba el cura,
para casarnos a los dos
sin pena ninguna.
Amaneció el día
para querernos los dos toda la vida.
Se alegro el cura,
y la luna brillaba en la noche oscura.
Manuel Armentero.
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