
ni empinadas ni estrechas,
mar infinito de campos verdes,
sombras de arboles que se ensalzan
en la gloria de su altura,
mientras el viento enreda
los cabellos verdes de sus copas,
rompiendo la serenidad eterna
de un patio lleno de tranquilos geranios
que se adormecen con la calma de las tardes.
Las escaleras que conducen a tu corazón,

desde el mas liviano de los suspiros
hasta los lamentos de corazones tristes,
fosas de niebla que agitan el amor,
creando formas entre la tristeza y la alegría olvidada,
creando sentimientos entre los rigores
de la soledad tormentosa.

se instala cómodamente el silencio,
recuerdos vagos de algo que fue y ya no es,
primavera convertida en invierno,
lluvia que deja caer su frío
sobre latidos tirados, agrietados,
desvencijados por las sendas del olvido.
Ignacio Pérez Jiménez.
Colabora Rafa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario