La luna altero nuestros sentidos,
dibujó lineas paralelas sobre la mar,
trazó nuevos rumbos que siguieran las gaviotas,
pintó colores nuevos y
predijo que nuestro amor seguiría el mismo trayecto
fijado hacia el futuro.
Somos un latido conjunto
que se perpetua hacia el futuro,
que sigue la linea de las olas,
dos corazones sincronizados
para latir al mismo tiempo,
una brisa matinal que borra
los restos de lo que ayer fue noche,
esa tiniebla oscura que encendemos
con la pasión que anida en nuestros corazones.
Somos sol y luna,
reflejos cercanos de un espejo
que confluyen unidos en el mismo cristal,
la verdad desbordante de una realidad soñada,
los pájaros que salen al amanecer
para anunciar la llegada de un nuevo día,
el mismo lado de un corazón
que marca la distancia insalvable
de nuestros abrazos,
una promesa que entre ríos,
de color purpura,
fluye entre las sombras tiernas
de los jóvenes arboles.
Ignacio Pérez Jiménez.
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