Dos trayectos convergen en el mismo camino,
el de nuestros corazones errantes.
Corazones tan floridos
que arrancan sonrisas felices a los viandantes.
Dos siluetas se mezclan en la oscuridad de la noche
y van tanteando el camino con la mano
para hallar el cuerpo contrario que le corresponde.
Somos tu y yo celebrando
el triunfo enardecido de nuestro amor,
esta noche el resplandor de las estrellas
se unirá al ritmo de nuestros suspiros,
y crearemos un mundo nuevo,
con nuevas geografías que visitar,
con sus propios países y comarcas.
Esta noche la felicidad se encierra
en el tacto de nuestras labios,
en los besos que con ellos damos,
en las joyas que el cariño nos regala
para impregnar nuestros cuerpos de magia.
Ignacio Pérez Jiménez.
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