no te aflijas con la estrechez de los caminos,
ni de los
recodos pronunciados,
no confundas los días nublados con los días
soleados,
no entres en laberintos de confusas puertas,
no
abandones tu corazón a la desdicha y la desesperanza,
no tientes la
oscuridad con una vela que teme temblorosa apagarse,
ni tormentas que se resistan a
quedarse.
Busca
salidas que desemboquen en explanadas fértiles,
donde sembrar tus sueños con la ilusión de un niño que sueña con hadas
encantadas.
Descubre
nuevos horizontes más allá de las cumbres,
ahí donde puede residir
la luz que de descanso a tu fatiga
y a tus suspiros entrecortados por
las tormentas diarias.
Álzate y
lucha con la mirada puesta en el cielo de estrellas nocturnas,
viento que transmite códigos secretos en el aire,
en el
latido que anida en el corazón de los enamorados,
en las
notas de una canción susurrada entre olivos dormidos.
Ignacio Pérez Jiménez.
1 comentario:
Preciosa y potente.
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