Te
encuentro dormida bajo la luz de la luna y no se, estas distinta,
será que la luz lunar tiene la peculiaridad de encantar lo que ya
está encantado, lo que ya está hechizado.
O
quizás sea tu propio semblante el que irradia esa luz mágica y
espectral, casi fantasmagórica, con la que se suele adornar la
noche.
Quizás
no sea ilusión creer que esa luz proviene de algún lugar de ti, de
tú corazón o de tu cabeza o de cualquiera de los dos órganos con
los que tus desvelas las proezas invencibles de tu corazón generoso.
Tienes
la cabeza sobre el suelo. Tus pequeños movimientos ya no son gestos,
son astros que rotan en el Universo siguiendo algún dictado viejo y
mágico. Planetas que marcan el compás siguiendo mecanismos precisos
e iguales como velas que parten de estrellas inmortales.
Pero
hay algo en ti, dormida bajo la luz de la luna, que interesa a los
filósofos, la simetría de tu perfecta belleza parada, tus labios
tan cerrados, tus parpados bajados, tu piel de cristal
reverberando, tu expresión tranquila de hada de cuento, todo es
indicado para el estudio de la armonía impresa en la silueta humana
de tu figura.
Hay
algo primaveral en ti que es un océano de alegría. No consigo
vislumbrar tu desdicha. Sera que bajo la luz de la luna, en un sueño
tan placido no existen los sueños con fantasmas sino las estelas
que van dejando las estrellas antes de que vuelva el amanecer.
Cuando
despiertes, no tientes la oscuridad buscando la siguiente salida,
no sea que te extravíes con la repetición de los árboles, que
ayudan a desenredar la bruma con paciencia infinita. Espera hasta que
llegue el amanecer, que te saludara con su efusivo sol y te guiara el
camino por senderos resplandecientes, que es lo más justo que puede
ocurrir. Sigue caminando princesa, hasta que llegues a rozar el
límite de tus propios sueños. Por favor, sin miedo. Que mi mano
esta para ayudarte si es preciso, esperando la dulce recompensa de
tus besos dulces de vapor húmedo y melocotones dulces.
Ignacio Pérez Jiménez.
1 comentario:
Bastante profundo, la verdad es que está muy bien, por que el amor no entiende ni de barreras, ni de distancia, solo de sentimientos, y eso es lo bonito, es como una mar infinito, es como el universo...
Un saludo cordial.
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