Hoy nos levantamos con la desagradable noticia que en la isla griega de Lesbo, a donde llegan miles de refugiados sirios desde Turquía, han detenido a un equipo de rescate español, entre los cuales hay tres bomberos sevillanos, a los que se le imputa un delito de tráfico ilegal de personas por el hecho de remolcar una balsa a la que se le había estropeado el motor. Esto lleva a plantear un debate sobre la labor que realizan estos voluntarios que además se juegan su propia vida a la hora de rescatar a seres humanos, y en ocasiones como ésta se les ofrece un trato de delincuentes.
Nos parece mal la detención de este equipo cuando lo que aportan es su trabajo y ayuda voluntaria para rescatar personas que vienen huyendo de la guerra en Siria, y que además se tienen que enfrentar a la desorganización, e incluso indiferencia, de la Comunidad Europea, a la que no se le ve una voluntad firme para solucionar el problema de los refugiados, ya sea en la propia Europa, como en la pacificación de Siria.
Si estos voluntarios tienen que esperar a que se produzcan las tragedias humanas para intervenir, entonces el rescate resulta mucho más peligroso al poner más vidas en juego. Lo más flagrante es que no se pueda ayudar a seres humanos más allá de las discusiones jurídicas internacionales. El que Europa esté "mirando hacia otro lado" la hace cómplice en la muerte de miles de personas.
Alfonso y José María.
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