lunes, 18 de enero de 2016

MEMORIA HISTÓRICA. CERRANDO HERIDAS.

Desde hace unos años en nuestro país surgió una corriente por la cual se asociaron una serie de familiares de represaliados por la dictadura franquista con la intención de recuperar a sus familiares y darle sepultura de forma digna. El gobierno de Rodriguez Zapatero promulgó entonces la llamada Ley de Memoria Histórica que trataba de cerrar una herida que la "transición" había dejado abierta. 

Esta ley, principalmente, intenta ayudar a encontrar los restos de miles de personas y además borrar de los callejeros de toda España los nombres y monumentos que exaltaron la anterior dictadura. En Madrid, estos últimos meses nos encontramos con la controversia de la necesidad de cumplir con esa ley y el nuevo ayuntamiento ya ha empezado los trámites para el cambio de nombre de varias decenas de calles.

¿No es ya suficientemente doloroso haber perdido a seres queridos en la guerra civil que sufrió este país? ¿Porqué no mitigar el sufrimiento de muchos de ellos a través de la Ley de Memoria Histórica? ¿Qué tiene de malo poder enterrar a tus seres queridos de forma digna para poderle llevar unas flores?. Algunos políticos, entre los que se encuentran personas del PP, deben pensar que no por desenterrar estos restos se van a desenterrar los viejos odios, sino que todo es algo más emocional: el amor de una madre por sus hijos o marido desaparecidos , por hermanos que fueron ajusticiados sin juicios previos,... Por eso debemos dar paso al cumplimiento de esta ley que debería cerrar, ahora si, estas dolorosas heridas para siempre. 

En un país "democrático" debe, se supone, imperar la necesidad de sus ciudadanos de buscar sus raíces familiares, derecho que se adquiere con la Ley de Memoria Histórica. Tras la barbarie cometida por el anterior régimen dictatorial en el que las represalias fueron brutales, es ilógico que las personas no puedan recuperar los cuerpos de sus familiares de las distintas fosas comunes en las que se sabe que yacen los cuerpos enterrados como animales. ¿Podemos cerrar ya nuestras heridas?.

Carmen y Lía.  

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