La celebración del Día del Orgullo GAY del pasado domingo ha supuesto un año más la reivindicación de una diversidad que todavía, por desgracia, no está ni conseguida ni asegurada. Son muchos los prejuicios que aún tienen el colectivo gay de este país y es que el resto de la sociedad no se lo ponemos fácil. También hay que señalar que ellos orientan el orgullo de una manera que no siempre es la correcta y con la cual se marginan en esta sociedad llenas de estereotipos y falsa moral. El colectivo gay debe luchar todos los días del año por sus derechos y mostrar una imagen de normalidad lejos de la que se muestra el día de la celebración.
Estoy totalmente a favor de las reivindicaciones de gays y lesbianas a ser tratados como personas sin ningún otro estigma que le acompañe. Admito que todavía cuando veo a parejas del mismo sexo en actitud cariñosa sigo sorprendiéndome y teniendo curiosidad, pero a la vez envidio su valentía para vivir lo que realmente sienten porque al final... la vida es corta.
En cuanto a lo que está haciendo muchos ayuntamientos colocando la bandera de colores significa que en este mundo cabemos todos, pero también veo una posible "trampa": el DINERO. Estas fiestas en la que miles de personas salen a la calle, y salen de la sombra pudiendo expresar lo que sienten, gritar, bailar, disfrazarse, etc... sin que "casi" nadie les juzgue, mientras los políticos fingen defenderlos como medio para obtener más votos de un colectivo que va en alza.
Antonio Manuel y Miriam.
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