martes, 20 de enero de 2015

DE LA FALSA OBJETIVIDAD DE LA PRENSA

La prensa tiene como objetivo común ser objetiva ante un acontecimiento. Nos debe mostrar una realidad clara lejos de ser tendenciosa pero ésto no siempre es posible. La línea editorial se impone y nos muestra una realidad que no siempre coincide con la verdad. Esto influye a la hora de informarnos y nos puede despistar a la hora de afrontar una noticia. Tenemos que mantener cierta relatividad frente a la noticia que se nos cuenta puesto que ésta, en ocasiones, se nos muestra deformada. El objetivo de todo medio de comunicación debe ser el informar verázmente y lo menos distorsionado posible, sin que se imponga del todo la línea editorial que cada medio tiene.


Yo pienso que la prensa tergiversa mucho las noticias según le conviene. Un periodista debe ser objetivo y cuidar mucho su opinión ya que ésta puede tener mucha repercusión en la sociedad en la que vivimos. La noticia es la construcción periodística de una noticia que lo ubican públicamente para su conocimiento. Es la narración de un hecho.



Creo que no existe la objetividad y que todos, en todos nuestros campos, hacemos resaltar nuestra ideología de forma, casi inconsciente.  Hace poco, me he percatado que TV, radio y periódicos nos manipulan contando un mismo suceso de diferente manera e inclinándose hacia una idea política u otra. Sé que es difícil ser imparcial, pero considero que estos medios deberían serlo. Lo mejor es NO CREER A CIEGAS EN NADA Y COMPARAR DISTINTOS MEDIOS.


A veces me da la impresión de que los medio de comunicación quieren hacernos replantear lo que pensamos, nuestras tendencias políticas, etc... a su favor, de manera, que caigamos en el PENSAMIENTO ÚNICO, en el borreguismo intelectual. Como si fuéramos marionetas, y en parte, lo están consiguiendo. Cada vez el mundo está más globalizado, y ésto significa, a mi entender, PENSAMIENTO SIMPLISTA; ya sea a favor o en contra de una sociedad concienciada como ha sido el caso de Charlie Hebdo.

Fernando, Antonio Manuel, Míriam y Vanessa.

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