martes, 21 de abril de 2015

EL GRAN MOMENTO: MI HERMANO SE CASA.

Parece mentira que me encuentre con tanta ilusión por algo que considero rutinario y protocolario. Mi hermano pequeño se casa y me siento llena de júbilo y nerviosismo  a la par que extraña y melancólica. Son muchas cosas las que en este momento me rondan por la cabeza. Lo estoy viviendo  con una intensidad mucho mayor a lo que nunca he experimentado. 

Llevo más de seis meses preparándolo todo para el gran momento: buscando el vestido adecuado, cuidándome hasta las uñas, con un recogido para el cabello elegido desde hace cuatro meses e incluso haciéndome limpiezas de cutis! (algo  inaudito en mí),etc...

Mi cuñada, una encantadora mujer, me ha pedido que prepare los típicos sacos de arroz, lo cual me llenó de orgullo porque me ha hecho partícipe de este momento tan importante para ellos. Y en ello estoy, con la ilusión de una niña pequeña que prepara sus juguetes antes de empezar a disfrutarlos, porque estoy disfrutando haciéndolo pese a ser un trabajo arduo. Pese a no vivir de cerca los preparativos de la boda, es como si estuviera allí con mis padres y mi hermano llenos de miles de asuntos por resolver.

Lo más curioso es que la relación con él no es muy estrecha en cuanto a conversaciones se refiere (algo bastante habitual entre hermanos de distinto sexo, aunque siempre hay excepciones), pero tiene una ternura y un cariño que me envuelven y me han acompañado durante todo este tiempo.

Resulta difícil imaginármelo viviendo con independencia con un trabajo, con los problemas y virtudes de la edad y todo lo que ello arrastra. Ya es todo un hombre y no me he dado ni cuenta. Miro hacia atrás y mi pequeño hombrecito va a ser el Rey de su propia vida.

Baromi.


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