LA HISTORIA PONE A LA MUJER EN SU SITIO: AMELIA EARTHART.

Madame Curie.

La Historia está plagada de hombres y mujeres que en la especialización de su profesión, contribuyeron al enriquecimiento cultural y científico de la Humanidad.

Desde las más diversas facetas, la navegación, la exploración, la tecnología, la historia, la literatura y demás áreas donde el Hombre ha aportado su conocimiento, podemos encontrarnos con miles de referencias ya conocidas por todos nosotros.

Frida Khalo.

Desde la construcción de la Capilla Sixtina por Miguel Ángel hasta el descubrimiento de la relatividad por Isaac Newton, o la electricidad por Edison, pasando por la creación de la imprenta por Gutenberg. Y si lo preferimos encontramos personajes españoles de tan destacada relevancia como Cristóbal Colon o Cervantes, los cuales ensalzaron nuestra historia nacional pero se da el caso, muy frecuente, que en esa lista de nombres insignes, ya sea nacional o internacional, aparecen citadas muy pocas mujeres, o casi ninguna.

Juana de Arco.

Eso nos da una idea de la escasa repercusión que tenían las mujeres en la Antigüedad, lo cual se puede atribuir a el hecho innegable de que la participación de la mujer en la sociedad era muy escasa y que seguramente solo se limitaría a encargarse de las labores que por aquellas épocas se destinaban a las mujeres como era el cuidado de los niños y la faceta domestica de cuidar de la casa.

Virginia Woolf.

Quizás destaquen nombres como el de Cleopatra o Isabel II. Aunque también aparecen claras excepciones como Juana de Arco que fue capaz de dirigir las tropas francesas contra las británicas pero son representaciones muy escasas.

Sin embargo es a principios de siglo XX cuando algunas féminas empiezan a despuntar y a cobrar renombre. Virginia Wolf, Madame Curie, Frida Kalho o Dian Fossey son alguna de las citas más representativas, demostrando que los puestos cuyo mérito son solo atribuibles a los hombres también pueden pertenecer a las mujeres, demostrando una valía en igualdad de condiciones a la masculina.

Uno de esos casos más conocidos y con especial renombre al tratarse de una fémina cuya dedicación estaba muy directamente ligada con el protagonismo de los hombres fue Amelia Earthart. Por lo cual creemos que se merece una reseña, celebrando así el éxito de que la mujer ha ido consiguiendo subir peldaños y ocupar puestos que tan solo estaban reservados para los hombres.

Dian Fossey

La afortunada mujer pionera que estableció catedra en ese campo no era otra que la joven Amelia. Tenía la curiosa costumbre de reunir recortes de periódico donde se detallaban los logros de mujeres en campos reservados exclusivamente a los hombres. Un dato que ya anticipa la posterior heroicidad de la piloto.

Atendió como voluntaria de enfermería a heridos durante La Segunda Guerra Mundial. Fue allí donde ya empezó a cocerse su interés por la aviación al visitar un campo del Cuerpo Aéreo Real.

Amelia Earthart.

Sus principios como piloto no eran muy alentadores, sobre todo teniendo en cuenta la limitación técnica de los aviones que solían ser lentos y de dudosa fiabilidad motora.

En Abril de 1928 llego su momento. Un capitán, consciente de su habilidad, le sugirió la idea de cruzar el Atlántico solo, reemplazando así a Amy Guest que se vio obligada a abandonar la idea debido a las presiones de su familia.

Amelia pilotando su avión.

La nave se bautizó Amistad (friendship) y alzo el vuelo despegando el 3 de Junio de 1928 desde Halifax, Nueva Escocia, llegando a Burry Port (en el sur de Gales) no en Irlanda, como se tenía previsto.

Después de numerosos viajes, Amelia desapareció en una zona del Pacifico, transmitiéndose señales que aportaban muy poca información. No se encontraron rastros del avión o de ella.

Hoy en dia la integridad de la mujer en el mundo laboral y su reconocimiento en las Artes es irrebatible. Esperamos que este logro, que trabajo ha costado, perviva hasta todos los tiempos y sitúe a la mujer para siempre en el puesto que se merece gracias a su demostrada capacidad. Dicho queda.

Ignacio Pérez Jiménez.