Platero y yo
Hace ya un
mes aproximadamente, sobre el 10 de marzo que finalizamos, por “fuerza mayor” nuestra
actividad de Tertulia.
Me viene el
recuerdo, de los textos que leímos y comentamos, en nuestro debate; en esta
ocasión Platero y Yo de juan ramón Jiménez.
Me resultó,
muy grato el descubrimiento que supuso para los dos grupos que hicimos aquel Martes,
conocer y degustar, este maravilloso texto del Escritor.
Platero es pequeño, peludo, suave; tan blando por fuera, que se diría todo
de algodón, que no lleva huesos. Sólo los espejos de azabache de sus ojos son
duros cual dos escarabajos de cristal negro. Lo dejo suelto y se va al prado y
acaricia tibiamente con su hocico, rozándolas apenas, las florecillas rosas,
celestes y gualdas... Lo llamo dulcemente: ¿Platero?, y viene a mí con un
trotecillo alegre, que parece que se ríe, en no sé qué cascabeleo ideal.
Hasta aquí
todos conocíamos la historia del “pequeño burrito”. Lo habíamos estudiado en el
colegio, en el Instituto, y poco más, hasta que Platero, un mediodía se moría
prácticamente en los brazos de su autor.
Sin embargo,
casi nada sabíamos de ese ensamblaje de pequeños relatos que Juan Ramón, nos va
desgranando. Cuando leímos, las estampas seleccionadas, un poco al azar, todos
nos maravillamos y nos confesamos ignorantes de la verdadera esencia del libro.
Platero y yo es
una lírica escrita por Juan Ramón Jiménez, que recrea poéticamente la vida
del asno Platero. Constituido por breves estampas que
entre sí no guardan un orden temático, sino que más bien responden a
impresiones, sensaciones y recuerdos de Moguer. Sin embargo, ni es un diario ni un libro
autobiográfico. El texto se caracteriza por ser rico y abundante en el
vocabulario, inventar palabras; asoma el andalucismo con un léxico local,
abunda la figura retórica de la imagen en la forma de la comparación o de la
metáfora, abunda el adjetivo y usa la interrogación retórica, la admiración y
los puntos suspensivos. Realizó una descripción paisajística, pero no desde el
ornamento exterior, del paisaje que se camina u observa, sino del que lleva el
ser humano por dentro. Así que la belleza fue siempre un objetivo.
A pesar de la ternura del principio
y de lo previsible, que no real de la historia, Platero no es un libro
infantil, El propio Juan Ramón Jiménez, en un «prologuillo» a la edición
aclaraba: «Yo nunca he escrito ni
escribiré nada para niños, porque creo que el niño puede leer los libros que
lee el hombre, con determinadas excepciones que a todos se le ocurren». Quedaba
explícito que Platero era un texto adulto, aunque por su sencillez
y transparencia se adecuara perfectamente a la imaginación y al gusto de los
niños.
Algunos capítulos encerraban una
cierta crítica social, revelando una dimensión del autor que muchos tardaron en
advertir.
Tras este resumen sobre la Obra, os animo a todos
nuevamente a leedlo con detenimiento; sumergíendonos en el mundo creado por el
autor, como si formaramos parte del pasisaje y la vida de Moguer.
Intentemos vivir las estampas como espectadores de una
fotografía… no dejéis de apreciar la belleza del texto …Porque así traspasareis
el espacio y el tiempo de un libro atemporal que podríamos re titularlo, se me
antoja: “Platero y Vosotros”.
Manolo monitor. Información obtenida de Wilkipedia.
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