Cuando
yo era pequeño sólo se tatuaban los presidiarios, los marineros y
los estibadores de los puertos. O eso era lo que me imaginaba a
partir de mis lecturas. La verdad es que entonces no se enseñaba el
cuerpo tanto como ahora así que, a lo mejor, por dentro la cosa era
diferente.
Hace
ahora cinco años escribí aquí
un post en
el que me preguntaba sobre los tatuajes. Tuvo bastante repercusión y
provocó un cierto debate. Siempre me ha llamado la atención y me he
preguntado cómo se decide qué se va a tatuar uno para
toda la vida y,
también, dónde.
E
incluso cuándo. En La
pequeña ciudad donde se detuvo el tiempo,
una de las novelas que he leído este verano, el protagonista, un
adolescente, decide ir al tatuador, que ejerce en un bar del puerto
de su pequeña ciudad a pedirle un determinado tatuaje. Cuando decide
enseñarlo a otras personas resulta que el tatuaje que le han hecho
(una sugerente sirena con los senos desnudos) no es lo que él
esperaba. El tatuador y sus amigos eran unos bromistas y el
protagonista de la novela, seguramente, demasiado inocente.
Hoy
se ha celebrado en Suecia la carrera de obstáculos Tough
Viking.
La compañía Reebok ha
llegado a un acuerdo con Salong
Betong,
uno de los más renombrados estudios de tatuajes del país. Aquel de
entre todos los participantes que termine con un tatuaje de la marca
de mayor tamaño recibirá un premio de 40.000 coronas, algo más de
4.000 euros. También hay un premio de consolación de unos 500 euros
para el segundo clasificado.
El
tatuaje se ha colado con fuerza en nuestra cultura. Este verano en la
playa pensaba que los raros somos ya los que no nos hemos decidido a
marcarnos para siempre de alguna manera.
Y
tú ¿te tatuarías el logo de una marca? ¿De cual? ¿Por cuanto
dinero?
La redacción del blog.
Extraído de 20 minutos.
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