
La blancura de tu piel ilumina nuestro universo, testimonio que demuestra la existencia de la
belleza, que triunfa sobre las
fealdades que deambulan por el mundo. Lo hermoso
prevalece aunque oscuros nubarrones llenen el cielo.
Pero me da miedo la
oscuridad de la noche, ahogarme entre sus brazos agónicos e
hirientes. Me he acostumbrado a tu claridad y cuando las
tinieblas la hacen desvanecer, me entra pena porque ya no veo tus ojos, ni tu piel, ni el alivio de tu
cuerpo, será porque estarás lejos de mí y pensaré que estas en
otro lado del mundo, a una distancia insalvable donde ni siquiera
llegan mis besos, kilómetros y kilómetros de
distancia.
Será que en tu ausencia
las noches ciegan tu rostro, que tu brillo de estrella se apaga, quizás por estar dormida y les has prestado tu brillo, será que te elevas hasta la luna cada noche y no puedo
alcanzarte. ¿Cuantas cosas hacen que esta noche
sea solitaria?.

Contigo los terremotos y los maremotos no son tan crueles,
que la muerte no es el final inevitable de algo, que la primavera y
el verano se despiden con sus besos cálidos para dejar otros más fríos. Contigo creo en la belleza de tu cuerpo y
tu mirada atrapada en el lienzo de un pintor y en su paleta de colores.

Ignacio Pérez Jiménez.
Colaboran: Inmaculada, Pepín y Rafa.
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