miércoles, 23 de abril de 2014

LA NIEBLA QUE BORRA TUS RECUERDOS.

No pensé que aquella niebla fuera el comienzo de mi confusión. No pensé que aquella blancura que veía desde mi ventana, podría ser la nada que progresivamente iba a ir dominando la casa, hasta hacerse dueño de ella.

Tu ausencia llenaba mis días de la misma forma que también la llenaba tu persona, tu, con tus gestos, acertados y desacertados, mezcla de bondad y rabia.

Sentía el vacío llenar cada estancia con la fuerza de una ola devastadora, dejando todo mojado de la humedad de tus besos, allí donde nuestra amistad se fortalecía como si arrastráramos pesadas cadenas de compromiso, que lejos de ser una carga, era lo que nos hacía mantener juntos y evitar cada temporal de lluvia o nieve que se nos presentaba por el recorrido.

Y la nada comenzó a filtrarse por los resquicios de las puertas, adentrándose en territorios nuevos. Y la cama de nuestros gozos, se convirtió en un abrupto pantano que daba entrada libre a los corazones a través de un amplio portal.

Pronto toda la niebla se apodero de las estancias, de las alacenas, de los manteles, de las lámparas y de las velas, y el frío de su presencia me hacía añorar aquellos instantes donde el calor de tu mirada me hacía ver la primavera.

Y pronto lo bello sucumbió en un cataclismo, que zarandeo la casa hasta los cimientos, y todos los recuerdos que tú me habías traído desaparecieron bajo aquel agujero que arranco mi casa de su sitio.

Ahora atravieso los pasillos, intentando orientarme con los brazos extendidos hacia las paredes para no perderme. Pero es tan fría y solitaria esta estancia, que el tacto de cualquier objeto me recuerda tu cara, dueña de otros tiempos caídos en el olvido.

Ojala yo pudiera rescatar aquellas caras y momentos caídos dentro del precipicio, recuperar imágenes del pasado con la escasa memoria que aún conservo de ti, y ordenar este puzle enloquecido donde los paisajes aparecen distorsionados bajo la penumbra.


Ahora solo espero que las manos de otra amante reemplacen el puesto ocupados por las tuyas, pero dudo que tengan la misma suavidad, encanto misterioso que encerraba el tacto de tu piel, tan contagioso de alegría y vida como un nuevo Edén, que sepultará las ruinas y las cenizas con que nuestra historia termino.

Ignacio Pérez Jiménez.
Colaboran Inmaculada, José Miguel y Rafa.

2 comentarios:

Blog Unidad Rehabilitación Salud Mental Hospital Macarena dijo...

Nos ha encantado la historia, muy buena de verdad. Un saludo.

CRAP Calatayud dijo...

También aquí nos ha gustado mucho. Artistas! Un abrazo!