miércoles, 20 de noviembre de 2013

LUZ DE TUS OJOS.


Llegaste a mi apartamento y lo llenaste de tus cosas, de alegrías y penas, de luces y sombras, de recuerdos, de lámparas  amarillas que me impiden mirar hacia el cielo.

Llenaste las habitaciones,  desde la cocina hasta el baño y mientras todo rebosaba de ti, subí a una mesa para ver la luz  de tus ojos, para cogerte la mano, porque mi mano te busca desesperadamente por todas partes, reclamando todo tu cuerpo. 

Sería capaz de recorrer distancias estelares para tocar tu sonrisa de estrella dibujada en la noche eterna, allí donde se pierden las estrellas que una vez cumplieron un sueño.

Dibujos trazados por el firme pulso de una mano enamorada de los contornos que forman tu cuerpo, vestida por los hilos plateados de la luna, anuncio de la llegada del amanecer, momentos en que los pájaros trinan para que las llamas del día no consuman sus oscuras alas y sean clareadas con los primeros destellos del día.

Ignacio Pérez Jiménez.

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