miércoles, 30 de enero de 2013

TIERNA INFANCIA.


Veo tu pequeño cuerpo combatiendo con las ligeras olas de la orilla, suaves caricias que besan tu piel con la compañía del viento entrecortado mientras en tu mano sujeta un cubo y una pala.

Y te veo solo, mirando largamente la distancia del horizonte, como el que se atreve a recorrerlo, de un extremo a otro, impulsado por la imaginación infantil. Como si fueras a convertirte en navío, cambio de cuerpo de carne en madera o metal, transformación propia de la marea cuando yace junto a las sirenas, hablando un idioma configurado de agua dulce.

Te veo riendo en consonancia con el ritmo del oleaje, dejando que su furia acuática te desplace.

Por las noches, cuando te veo dormido en tu cama, me imagino que siligiosamente entro en tus sueños y participo de tus aventuras de caballeros, hadas y brujas, transitando por un territorio encantado.

A veces me pregunto si ese verdor brillante de tus ojos son herencia mía o de otra persona y si cuando veo tu carita graciosa e inocente llenarse del encanto impulsivo de tus gestos infantiles, creo que eres una parte antigua a la que yo pertenecía y que abandone sin querer con el transcurrir imbatible del tiempo.

Otras veces me pregunto cómo puedes correr tanto sin cansarte y cuando acabara esa energía inagotable que te envuelve, con tus pequeñas piernecitas doblándose continuamente, como una cortina desplegada al viento.

Este niño carece de nombre, sin embargo, posee todos los nombres del mundo, todas las bondades humanas, las primaveras sonrientes y los veranos cálidos, los días de sol y los juegos guardados en la memoria de los parques, los corazones que se entregan ilusionados al ritmo de una melodía, y las notas de un pentagrama que entona infinidad de canciones, que nunca resuenan con estridencias, ese niño simplemente es… mi hijo.

Luz de sol radiante y luna tibia que llena mis días de infinidad de alegrías.

Ignacio Pérez Jiménez.

2 comentarios:

Blog Unidad Rehabilitación Salud Mental Hospital Macarena dijo...

Profundo, emotivo y muy sentimental.

Un saludo cordial.

Salud dijo...

Me ha resultado muy emotivo.Felicidades Ignacio