El
Gobierno estadounidense ha desvelado este lunes una ambiciosa
propuesta para reducir las emisiones de dióxido de carbono de las
centrales termoeléctricas, que deberán rebajarse en un 30% para
2030.
El anuncio lo ha realizado la Agencia de Protección
Medioambiental (EPA, en inglés), cuyo plan se prevé que se empiece
a aplicar en 2016 y que permitirá que sean los diferentes estados
los que apliquen la nueva legislación con flexibilidad.
La decisión del presidente Barack Obama de recurrir a su
autoridad ejecutiva con esta iniciativa, para esquivar así al
Congreso, ha suscitado ya críticas por parte de la oposición
republicana, por lo que se espera el inicio de una batalla legal.
Se
trata de la propuesta más ambiciosa en materia de protección al
medioambiente por un mandatario estadounidense, y Obama busca marcar
con ella su legado en contra del cambio climático. "Podemos
elevar el denominador común por una economía más limpia y baja en
emisiones de carbono que impulse el crecimiento en las próximas
décadas", ha comentado Gina McCarthy, directora de la EPA en su
discurso adelantado antes del acto oficial que se celebrará este
lunes en Washington.
Los estados tendrán capacidad para definir su
combinación de fuentes de energía para alcanzar este objetivo a
través de la promoción de energías renovables, incrementar el uso
de gas natural, aumentar la eficiencia energéticas y a través de un
sistema nacional de intercambio de licencias de emisiones. Para 2020,
se prevé que las emisiones de carbono se reduzcan en un 20 %.
Obama justificó este fin de
semana el plan, al recordar que cerca del 40% de la contaminación en
Estados Unidos proviene de las plantas de energía. Algunos
legisladores republicanos ya han mostrado su rechazo a la normativa y
han anunciado su intención de tomar acciones para frenar su
aplicación, con el argumento de supondrá eliminar miles de puestos
de trabajo.
Los gobernadores de algunos estados con fuerte
dependencia del carbón o de la electricidad generada con este
mineral, como Kansas, Kentucky o Virginia, también se han mostrado
críticos con el plan. También la Cámara de Comercio estadounidense
ha expresado su oposición a la medida, al pronosticar que costará
unos 50.000 millones de dólares (36.700 millones de euros) al año a
la economía y aumentará los costes de la energía.
La redacción del blog.
Extraído de 20 Minutos.
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