Hoy en día
se habla mucho en los medios de comunicación de las disfunciones de
la mente y de las consecuencias que estas conllevan. Se habla de la
soledad con reiteración hasta la extenuación y se usa la locura
como reclamo publicitario, aparte de ser utilizada la enfermedad
mental en distintos 'sketches' en los programas de humor. También se
utiliza como objetivo de consumidor al enfermo mental, que
normalmente tiene pocos recursos económicos y mucho más en los
tiempos que vivimos.
Pienso que
tanto medios como agencias de publicidad deberían replantear sus
estrategias para informar, entretener y vender de modo de que estas
sean adecuadas para la salud mental de las personas. Y lo pienso
porque los estereotipos y clichés se trasladan al ciudadano de a pie
que se ve influido por lo que ve y escucha, y que se ven reflejados
en sus comportamientos del día a día.
El enfermo
mental merece ser respetado en su visión de si mismo y en su
dignidad en todos los ámbitos de su vida pues se le hace difícil
vivir si se ve bombardeado por mensajes dañinos y además se ve
afectado por el estigma consecuencia de este cúmulo de prejuicios.
Como siempre
cabe decir lo que siempre se dice sobre el enfermo mental: que es una
persona normal y corriente que toma una medicación que le ayuda a
mantenerse estable, que trabaja, que estudia, que sueña... que tiene
su orgullo y su dignidad.
Una de cada
cuatro personas sufre a lo largo de su vida algún tipo de enfermedad
mental y nadie está a salvo de sufrirla. Razón de más para que los
medios y publicistas tengan más control sobre los mensajes que
lanzan pues pienso que se hacen desde el desconocimiento de la
enfermedad mental o desde un tratamiento de ninguna manera ético. Y
tal como he mencionado esto se ve reflejado en la calle. Desde este
espacio que se me facilita para expresarme (cosa que agradezco), pido
respeto.
Pablo.
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