Aquí os dejamos hoy una opinión que hemos encontrado bicheando por este mundo incierto de internet pero que compartimos plenamente.
Desconozco
las razones por las que cuando se toca el tema de la lactancia
materna se
terminan por levantar tantas susceptibilidades.
Muchas veces, además, airadas. Y da igual el bando en el que estés,
al final no es infrecuente que se termine hablando en términos
de fundamentalismo,
de radicalidad, de falta de perspectivas…
Los unos hacia los otros y viceversa. Es triste, pero en este tema
parece que solo se puede hablar en términos
beligerantes:
bandos, frentes, “defensores”, etcétera. Y a
las pruebas me remito.
Tal
y como yo lo veo, al final se trata de decisiones
personales.
Lo importante, desde mi punto de vista, es que esas elecciones se
terminen realizando con
la mayor y mejor información posible.Sin
presiones, sin amenazas, sin chantajes (emocionales)
tan frecuentes. Ni por parte de los profesionales sanitarios, ni
desde luego por el círculo más cercano a la madre que finalmente
será la que se decidirá por dar o no el pecho. O presiones también
hacia a la unidad parental. Porque esa es otra, aunque no lo creas el
padre de la criatura y
pareja de la afectada también
tiene, o debería tener, una voz a tener en cuenta al respecto (al
menos en cuanto a la decisión definitiva de hacer una o otra cosa).
A partir de ahí que cada uno vea. Como espero que te estés
imaginando, no
me refiero a cuando la lactancia materna deja de ser una
alternativa (por
la causa que sea), sino a aquellos casos en los que pudiendo optar
por ambas soluciones se debate cuál de ellas seguir.
Cuando
así sucede, cuando hay un adecuado aporte de la información sobre
el tema, de sus posibilidades, de las facilidades y de los
inconvenientes, de los riesgos y beneficios de cada una de las dos
opciones… entonces
las circunstancias, valores y preferencias personales que
terminan por hacer decidirse por una u otra son
absoluta y perfectamente respetables.
No encuentro mejor expresión para resumir mi opinión que el
título que encabeza el segundo capítulo del libro de Julio Basulto
“Se
me hace bola”:
La
madre que no da el pecho es tan buena madre como las demás. La que
lo da también
Una
vez dicho esto y trayendo de nuevo a colación mi opinión sobre lo
idóneo de dar el pecho frente a la lactancia artificial, te sugiero
que leas esta
entrada,
que en resumen viene
a decir que:
Todas las madres deberían tener acceso a un apoyo especializado para iniciar y mantener la lactancia materna exclusiva durante 6 meses y garantizar la introducción oportuna de alimentos complementarios adecuados e inocuos, manteniendo la lactancia materna hasta los dos años o más.
Y
hablando de esas madres que finalmente se han decidido por esta
opción y de ese apoyo con el que deberían contar según la
recomendación de la OMS, te emplazo al próximo
post (lunes
5) en el que daremos cuenta del leitmotiv de
esta edición que no es otro, tal y como reza la primera imagen que
ilustra el post de hoy, que ese adecuado
apoyo que es preciso brindar a aquellas madres que han decidido,
libremente, convencidas y asesoradas de forma conveniente, dar el
pecho a sus hijos.
La redacción del blog.
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