martes, 3 de abril de 2018

LAS PEZUÑAS DE LOS "HUMANOS" SOBRE NUESTRO PLANETA.

El ser humano bate récords planetarios con inusitada facilidad y rapidez. Quizá uno de los más sorprendentes es el de ser la única especie capaz de apropiarse de aproximadamente la cuarta parte de toda la producción biológica primaria neta de la Tierra. Este es el impacto primordial y último de nuestra especie sobre el planeta. Pero no el único.
Toba (Indonesia), 75.000 años antes del presente: la mayor erupción volcánica jamás registrada causó una debacle ambiental que estuvo a punto de exterminar a la especie humana. La cantidad de cenizas aportada a la atmósfera generó un frío y un descenso en la productividad primaria del planeta de tal calibre que apenas pudieron sobrevivir unas quinientas hembras reproductoras de nuestra especie, según reconstrucciones demográficas recientes. 
Fukushima (Japón), año 2011: el sexto terremoto más potente jamás medido golpea la costa noreste, cambia en nueve centímetros el eje de rotación de la tierra y pone a Japón cuatro metros más cerca de EE.UU. Debido a este terremoto y al sunami asociado pierden la vida más de 19.000 personas. Pero lo peor estaba por ocurrir. La ubicación en este área de una central nuclear que se ve parcialmente destruida por el terremoto y el sunami provoca un episodio de contaminación radiactiva sin precedentes, generando un éxodo de un cuarto de millón de personas y una extensa zona marítima y terrestre en la que la vida humana no es segura. Seis años después, se han medido 530 sieverts por hora en los restos el reactor destruido, cuando una dosis de radiación de tan solo 10 sieverts es suficiente para que una persona muera a las pocas semanas.
La diferencia principal entre estas dos catástrofes naturales es que los efectos de la segunda se amplificaron enormemente por la huella humana. Lo mismo que está ocurriendo ahora y a escala global con el cambio climático. Nos encontramos en un periodo interglaciar, un periodo donde se espera que las temperaturas suban por causas naturales. Pero a este calentamiento hay que sumar los efectos de la emisión a la atmósfera de toneladas de gases con efecto invernadero, unos gases que en otras circunstancias podrían servir para “descongelar” o “templar” la Tierra pero que en la actualidad están generando un sobrecalentamiento rápido y preocupante.
Lagartija 74, Hepburn y KepaKé.
Extraído de un articulo de eldiario.es.

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