viernes, 2 de noviembre de 2012

REALES ATARAZANAS DE SEVILLA.

Interior de bóvedas de aristas.
Hoy os vamos hablar de este emblemático edificio que últimamente está siendo sede de innumerables exposiciones de todo tipo.

Las Reales Atarazanas de Sevilla han significado para la Marina del reino de Castilla algo semejante a lo que fueron las Reales Atarazanas de Barcelona, algo posteriores y hoy museo marítimo de Barcelona, para la Marina del reino de Aragón.

Arcos ligeramente apuntados.
Existen fuentes documentales del periodo almohade, donde el cronista Quartas refiere que Abi Yaqub Yusuf I a su llegada a Sevilla en 1184 manda al gobernador que construya unas atarazanas que se extendieran a partir del muro de la Alcazaba levantada a la altura del río desde la puerta de Barcas hasta la puerta del Alcohol,   para la construcción de los barcos.

Una de sus geniales perspectivas.
Torres Balbas opina que las puertas serían las que después se conocerían por la Puerta del Carbón y la Puerta del Aceite. En 1248, Fernando III de Castilla, toma Sevilla. Ortiz de Zuñiga describe como en 1252, su hijo Alfonso X el Sabio, inicia la construcción de unas Atarazanas Reales para construir Galeras y Bajeles, sobre las antiguas atarazanas almohades que quedaron destruidas en la toma de la ciudad.

Los restos que permanecen hoy nos muestran la suntuosidad del edificio. En su origen se basó en la yuxtaposición de 17 naves en sentido perpendicular al río Guadalquivir y adosadas a la cerca almohade, de fácil salida al agua para la entrada y salida de los barcos.

Fachada actual de las atarazanas.
Es una obra gótico mudéjar cubierta con bóvedas de arista apropiadas para la construcción de los grandes barcos de la época. Naves apoyadas sobre fuertes pilastrones de ladrillos sobre los que vuelan gruesas bóvedas. Estas naves se comunican a través de gruesos arcos ligeramente apuntados y que en su conjunto provocan en su interior perspectivas de asombrosa belleza. A raíz de su construcción, Sevilla se convirtió en base de la naciente marina castellana que más tardes hicieron de la ciudad el puerto más importante del mundo.

Capilla de la Caridad Adosada.

A lo largo de su historia las Atarazanas Reales han sufrido transformaciones importantes, quedando en la actualidad sólo siete de aquellas diecisiete primeras naves originales. La primera de esas grandes intervenciones se realiza en el año 1641 para la construcción del Hospital de la Caridad y su iglesia, realizándose obras en cinco de sus naves para transformarlas en el actual Hospital de la Caridad cuya cofradía se reunía desde 1578 en una capilla consagrada a San Jorge para acoger los cadáveres de ahogados y ajusticiados. La segunda, de mucho mayor impacto, alberga el actual edificio de la Delegación de Hacienda.





El primer asentamiento de las dependencias artilleras en las Atarazanas data de 1587, en tiempos de Felipe II; sin embargo, no es hasta 1719 cuando se disponen cinco naves para el almacenamiento de material de artillería. Más tarde, en 1762 comienzan las grades reformas del Cuerpo de Artillería que influirán decisivamente en el futuro de estas instalaciones, siendo el primer paso importante para que en esta edificación cuente con un gran depósito de carruajes y pertrechos para suministrar a las tropas, que acabó traduciéndose en una ampliación en la capacidad de talleres y almacenes, con la anexión de dos naves más, que completan las siete actuales.





En 1782, las Maestranzas de Cádiz y Málaga se fundieron en la de Sevilla, quedando ésta como abastecedora única para toda Andalucía y Extremadura; y un año más tarde, también para la sudamérica, lo cual conllevó una nueva operación arquitectónica que transformó parte del edificio y levantó su emblemática fachada, tal como hoy se ve.

Fachada del Hospital de la Caridad.
Las Atarazanas de Sevilla están declaradas Bien de Interés Cultural y catalogadas como Monumento Nacional desde 1969. En 1993 pasaron a ser propiedad de la Junta de Andalucía, realizándose por la Consejería de Cultura obras de rehabilitación hasta 1995.

Ramón Praena Crespo.




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